El traductor, sea autónomo o trabaje en plantilla, es un animal socia que no sólo debe tener contactos de tiempo libre sino también profesionales. A menudo, ambos contactos se mezclarán y otras veces estarán claramente en uno de los dos ámbitos.
Recuerdo a una profesora de la Licenciatura de Traducción que nos decía: «yo a mis estudiantes de Máster siempre les pregunto qué estudian sus amigos porque así cuando haya una duda sabremos a quién acudir». En aquel momento, esto me hizo gracia. Sin embargo, ahora soy yo la que utilizo muchos contactos personales para la vida profesional.
Podemos diferenciar distintos tipos:
- Contactos especializados: aquellas personas que debido a sus estudios, aficiones u otros saben mucho del tema que están traduciendo.
- Contactos de idiomas: nativos del idioma de partida del texto que se debe traducir.
- Contactos profesionales al mismo nivel: antiguos compañeros de clase o de trabajo.
- Contactos profesionales a distinto nivel: profesores o directores.
Cuando tengo una duda por la cual debo acudir a los primeros, se suelen sorprender por el tipo de preguntas que les realizo. Además, debido a la confidencialidad, siempre son preguntas muy concretas sobre algún término y las realizo sin proporcionarles información. En relación con esto, destaco una conversación con mi antiguo profesor de piano quien decía: «para mí lo difícil es entender un texto general en inglés, en cambio, sobre música, no tengo problema debido a mi especialización».
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